En esta sección podrás encontrar datos de interés tanto históricos como culturales y sociales de nuestro pueblo de la Tierra Alta. Te invitamos a que busques y explores toda la información aquí presentada y que continuamente estaremos añadiendo.   En nuestras páginas de la Internet se provee información de carácter público. De utilizarse la información aquí provista, agradecemos incluya o informe que la misma proviene del Gobierno Municipal de Jayuya.

 

 

Datos Generales:

Fundación de la Parroquia: 11 de julio de 1883. Población 5,306 habitantes que pertenecían al Municipio de Utuado.

Fundación del Municipio: 9 de marzo de 1911. Mediante la Ley Num. 34, la cual segregaba los barrios Jayuya Abajo, Jayuya Arriba y Mameyes Arriba del Municipio de Utuado. Población 9,297 habitantes.

Población Actual 17,318 (2000)

Superficie; 39.2 millas cuadradas

Habitantes por millas cuadradas: 403.5 Habitantes

Barrios: Está constituido por Jayuya- pueblo, Coabey, Collores, Jauca, Jayuya Abajo, Mameyes Arriba, La Pica, Río Grande, Saliente, Veguitas y Zamas.

Patrono: Nuestra Señora Virgen de la Monserrate
Área: 44 millas cuadradas
Gentilicio: Jayuyanos

Cognomento: Ciudad de la Tierra Alta, Pueblo del Tomate, Capital Indigenista y Artesanal, La Cima de Puerto Rico.

Localización: Cordillera Central Región Central Montañosa
Temperatura Anual Promedio 73 grados F
Nombre Original Hayuya, Nombre del Cacique Taíno

POBLACION POR BARRIOS

  Barrios  

Habitantes  

  Coabey  

2,069  

  Collores  

1,496  

  Jauca  

211  

  Jayuya Pueblo  

1,720  

  Jayuya Abajo  

3,071  

  Mameyes Arriba  

2,268  

  Pica  

356  

  Río Grande  

910  

  Saliente  

646  

  Veguitas  

3,964  

  Zamas  

607  

 

  Total  

 

17,318  

Fuente: Negocido del Censo de los E.E.U.U.  2000

 

Población:17,318 (Censo 2000)

Urbana:  3,702              Varones: 8,712 50.3%

Rural:  11,825              Hembras: 8,606 49.7%            

 

Ingreso per cápita: $2,446

Ingreso mediano por familia:   $7, 192

Porciento bajo nivel de pobreza: 73.5

Tasa de desempleo:  13%

Economía:  Agrícola- cultivo de café y tomate

Barrios: 10

Mameyes, Río Grande, Coabey, Veguitas, Saliente, Zama, Collores, Jauca, La Pica,  Jayuya Abajo, Pueblo

Unidades de Viviendas:  5,591

Jayuya Abajo(864), Río Grande(168), Mameyes(447), Veguitas(994), Saliente(178), Pueblo(659), Coabey(477), La Pica(45), Zamas(132), Jauca(71).

  

Urbanizaciones: 13

Villa Collores, Villa Oco, Alturas de Borinquen, Estancias El Indio, Jardines de Jayuya, Vega Linda, La Monserrate, Alturas de Jayuya, Valle Verde, La Carmelita, Hayuya I, Hayuya II, Hayuya III

 

Industria:

Jayuya es un pueblo mayormente agrícola. Pero su economía se apoya, además en la agroindustria, el turismo y la artesanía.  En la agricultura, los productos principales son el café y el tomate.  Mientras el primero sigue dando empleos y aromatizando  las mesas de los más exigentes paladares alrededor  del mundo, el segundo ha visto una progresiva disminución, fruto de la idoneidad de la bajura para el implemento de técnicas mecanizadas de producción. Otros productos son: guineos, plátanos, chinas, toronjas y aguacate.

 

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Escudo

 

El Escudo de Jayuya es un símbolo heráldico que recoge el patrimonio cultural, histórico y social del pueblo de Jayuya.  Resume la vida de un pueblo, que ubicado en el corazón de Puerto Rico, proyecta nobleza, la fe y el sentimiento del hombre de Tierra adentro. Es un blasón de figura geométrica, cuyo tope es una línea recta horizontal y su base de forma cónica circular.  Su fondo rojo simboliza la convivencia y la confraternidad que caracteriza a los jayuyanos.  Sobre el Escudo descansa una corona en forma de castillo o fortaleza, con tres torres equidistantes, que representan el carácter municipal del escudo.  Dentro del Escudo, centralizando en la parte superior, la corona de diseño taíno, que es el símbolo genérico de la monarquía representando al Cacique Hayuya.  Al centro se forma una franja de picos verdes con bordaduras blancas, que representa a los tres picachos, el verdor de nuestros campos y también a la Virgen de la Monserrate (Monte Serrado), Patrona de Jayuya.

 

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Bandera

 

La Bandera de Jayuya tiene una historia similar a la del Escudo. Es de forma rectangular.  Sobre un fondo rojo, una faja de picos verdes con bordadura blanca divide horizontalmente la bandera.  Esta bella bandera es el símbolo del espíritu de un pueblo que enorgullece de ser la cuna de la cultura taínas y de ser representante de la hospitalidad: valor del pueblo puertorriqueño.

 

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Himno

Antes nos yergue
Fuerte y majestuoso
Nuestro pueblo cuya
Historia nos ensalza.

En sus montes de un
Verdor indescriptible
Nacen ríos riachuelos
Y quebradas.

Siente orgullo todo aquel buen
Jayuyano por sus bardos
Sus patriotas y poetas
En esencia sus mujeres
Amorosas son orgullo de
La tierra borinqueña.

(Coro)
Tierra Alta Primorosa

Las riberas de tus ríos
Nos recuerdan nuestra infancia
Y la herencia del Taíno luchador.

Tierra Alta, patrimonio
De nobleza gente amena
Hospitalaria y muy sincera.
Compatriota en nuestro
Pueblo eres hermano
Te brindamos un abrazo
Borincano.

Jayuyano tú que amas
Nuestro pueblo
si estás Lejos
llévalo en tu corazón
No te olvides de los
Que nos precedieron
Ya son parte de la
Historia y del honor.

(Coro)

Tierra Alta Primorosa

Las riberas de tus

Ríos nos recuerdan,
Nuestra infancia y la

Herencia del Taíno
Luchador.

Autor: Miguel Requena Maldonado Coronel de la Policía de Puerto
Rico

Aprobado por la Legislatura Municipal de Jayuya en el 1996
(Resolución # 10-96-97)

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Alcaldes de Jayuya

Año

Nombre de Alcalde

Partido

1883

Julio Grau Battle

Comisario de Barrio (Alcalde Pedáneo)

1911-16

Rosario Canales

 

1916-20

Juan de Jesús López

 

1920-24

Ramón B. Marrero

 

1928

José Rivera Aponte

(3 Meses)

1928-36

Jesús Dávila Rodríguez

 

1936-40

Vicente Santiago Reyes

Coalición Republico Socialista

1940-44

Juan Oliver Fraud

PPD (no cumplió termino)

1944

Mario Canales Torresola

PPD (Interino)

1944-48

Manuel Diversá

PPD

1948-52

Ramón de Jesús Soto

PPD

1952-68

Adrián Torres Torres

PPD

1968-72

Rafael A. Ríos Delgado

PNP

1972-76

José D. Castro González

PPD

1976-84

Antonio Reyes Santiago

PNP

1984-92

Venancio A. Tejedor León

PPD

1992-96

José A. Rivera Rodríguez

PNP

1996 -

Jorge L. González Otero

PPD

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Casa Alcaldía

 

Para el 1911, la Alcaldía estaba situada en la Calle Libertad. Luego, debido a las condiciones desfavorables en que se encontraba, las autoridades compraron un edificio de madera en la Calle Figueras.  El fuego causado por la Revolución Nacionalista de 1950 redujo a escombros lo que fue la Casa Municipal.  Después, a finales del 50, se comienza a construir el nuevo edificio de la Alcaldía que se encuentra en la entrada a la población.  En el 1992 se construye un anexo. A su lado se encuentra el Parque de Bombas y el Tribunal Municipal.

 

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Historia

 

 

 

 

 

Primera Carretera 

 

 

 

En el 1907, se construyó la primera carretera desde el punto conocido como Alto de la Bandera hasta el pueblo, que vino a ser de gran importancia para el desarrollo comercial. Esta fue una brecha abierta en la montaña por donde penetraron nuevos aires de progreso, civilización y mejor comunicación con el resto del país.

 

 

 

Primer Alcalde Electo por el Pueblo

 

 

 

Don Juan de Jesús López, fue el primer alcalde electo por el pueblo. Don Juan, conocedor de las necesidades del obrero campesino, supo gobernar con el endoso y aprobación de las clases sociales más necesitadas, que ya empezaban a sentir las primeras sacudidas del movimiento socialista.

 

 

 

Sucesos Nacionalistas

 

 

 

OCTUBRE 30 DE 1950

En la mañana del 30 de octubre de 1950 fuimos sorprendidos por las primeras noticias a través de la radio y luego a través de la prensa, sobre un levantamiento de nacionalistas en Jayuya y en otras zonas de la Isla. El propósito era derrocar el gobierno constituido en Puerto Rico y proclamar la República.

El movimiento de los nacionalistas ha sido descrito en distintas formas, todo ello de acuerdo con el punto de vista del informante. Se le consideró simplemente una “alteración a la paz, un motín, un desorden". También se le describió como una "insurrección revuelta” y “levantamiento armado”. Los nacionalistas arrestados luego fueron catalogados como “presos comunes”, “criminales”, “terroristas” y también como “revolucionarios” y “presos políticos”.

En este Álbum de Jayuya nos limitamos a consignar estos hechos, reproduciendo algunas de las fotografías publicadas para entonces en la prensa diaria, con el calce del periódico, sin cambio alguno, sin comentario alguno.

Aunque debemos, sin embargo, observar que las primeras noticias originadas en Jayuya fueron sorprendentemente exageradas. Recordamos, por ejemplo, que en un noticiario de la radio se dijo que “Jayuya estaba totalmente destruída y que sólo quedaba en pie la Iglesia Católica”. Recordamos así mismo que “una fuerza de 600 nacionalistas organizada a última hora en Coabey marchaba sobre Jayuya luego de haber sido ocupada por la Guardia Nacional”. Y luego aquella noticia sobre "varios escuadrones de aviones bombardeando a Jayuya”.

Tales noticias exageradas llenaron de angustia a todos los jayuyanos residentes en San Juan y otras poblaciones de la Isla. Temíamos por nuestros familiares y amigos. Y allí fuimos en grandes caravanas, arrastrando grandes peligros debido la tensión del momento. En más de una ocasión y ya acercándonos a Utuado y Jayuya, fuimos detenidos en medio de la carretera por destacamentos de la Guardia Nacional con sus ametralladoras apuntándonos. No eran gestos amistosos…pero eran perfectamente comprensibles y positivamente necesarios debido a la hora en que vivíamos.

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Personajes Distinguidos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jesús Ríos Robles
(Chuito el de Cayey)

Jesús Ríos Robles fue su nombre, pero fue paradójicamente, como Chuito el de Cayey, como se conoció en el Puerto Rico de los años 30 al 40 que fue su época de mayor vigencia. Nace en Jayuya, hermoso pueblo al centro de nuestro país. Su padre se llamó José Robles Torres y su mamá María Ríos Maldonado. Es interesante notar que Chuíto se identificaba como Jesús Ríos Robles, aunque su verdadero nombre era Jesús Robles Ríos. Respecto a este dato, podríamos sospechar que su padre no estuvo presente o no fue un factor positivo en su infancia, por lo que Chuíto quiso honrar a su madre colocando su apellido en primer lugar. Pero también pudo ser una decisión artística dado que "Ríos Robles" tiene mejor sonoridad que "Robles Ríos", lo que debe haber saltado a la vista de un experto versificador como Chuíto. Su productiva carrera comienza en Ponce con el Trío Cofres, por una marca de ron que patrocinaba su presentación junto a un joven llamado Chiquitín García y otro conocido músico, Juanchín Santana. Chiquitín siempre mencionó el hecho de que su carrera artística estuvo apadrinada por Chuíto. Fue el Sr. Jiménez Aguayo, padre del actual gerente de la emisora W.P.A.B. de Ponce, quien no sólo da el nombre al trío, sino que patrocina sus actividades.

De pequeño, los padres de Chuito fueron a vivir al pueblo de Cayey y como su vida artística se desarrolla mayormente mientras vive en ese pueblo, se conoció como Chuíto el de Cayey; también muy probablemente se conocerá así para diferenciarlo de otro no menos famoso cantor de nuestro país, Chuíto el de Bayamón.

Chuíto el de Cayey será siempre reconocido como uno de los más sobresalientes cantores típicos de Puerto Rico. Existe cierta polémica amistosa entre coleccionista y conocedores sobre quién fue mejor si "el de Cayey" o "el de Bayamón". Sobre Chuíto el de Cayey menciona un crítico musical lo siguiente: "Su voz tenía el sabor a tierra adentro, al contrario de otros cantores de su género, la voz de Chuíto era la más jíbara, la más auténtica, la que más uno podía identificar con el jíbaro de nuestra patria. Otras parecían no tener este don que no se hace, sino que nace con él".

Chuíto grabó y cantó al lado de lo mejor que había en Puerto Rico para su época. Participó con músicos de la talla de Claudio Ferrer, Natalia, Julín Cotto. Lady. Don Felo, Sarrail Arenilla y otros no menos notables.

Sus discos son hoy tesoro preciado de coleccionistas. Pregúntele a Ovidio Dávila, a Monchito Osorio, a Juan Mora Bosch, a Agustines Vélez y demás coleccionistas de la Asociación de Coleccionistas de música popular.

No era un secreto su amor al pueblo que le vió nacer, Jayuya. A él se refirió en más de una ocasión al interpretar sus décimas.

Aunque Chuíto, como ya hemos apuntado, no era natural de Cayey, no es menos cierto que ese pueblo le rinde homenaje en una ocasión y por disposición de la Administración Municipal se ordenará un busto del celebre cantor; busto que está expuesto en un rincón de la Plaza Pública de Cayey, como símbolo de un hombre que sin ser de allí, paseo triunfalmente su nombre identificado con ese pueblo.

Chuíto siempre se presentó con un saludo que hizo muy popular:

"Con tanto gusto". No fue uno de los mejores, sino el mejor improvisador de Puerto Rico de su época, escribía décimas e incursionaba en otros géneros. En el año 1940 fabrica su propia guitarra, aseguran que era un buen artesano; luego la venderá para comprarse una española. Chuíto contrae matrimonio con la dama Josefina González Robles, quien según asegura, era su prima.

Su muerte ocurre en la ciudad de Nueva York en febrero del año 1952, allí lo entierran, pero a instancias de otro de nuestros grandes trovadores, Flor Morales Ramos (Ramito), quien intercede, y es quién logra traer el cadáver a Puerto Rico. Luego por deseo expreso del propio Chuíto, es sepultado en su pueblo natal, Jayuya, y con él también su guitarra.

Chuíto el de Cayey, otro jayuyano que puso en alto el nombre de Puerto Rico, y en especial el de la Tierra Alta, su ciudad natal.

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Antonio Romero Muñiz (Toñín)

 

 

 

Nació en el barrio Collores de Jayuya en 1919, donde estudió los primeros grados. Fue improvisador de décimas y compositor de plenas como aquella famosa “Ven, Dale Ahora Charlatán” y otros cánticos de un delicioso humorismo. Organizó un grupo musical y tuvo presentaciones en el Teatro Puerto Rico de Nueva York.  Era conocido como el jíbaro del campo y del pueblo, fue cantautor y promotor de la música nuestra, ha sido una de las glorias que tanta fama ha dado a este pueblo y a Ponce, que consideraba su segundo hogar, es aún así que anualmente se celebra en Ponce, en la Urbanización Valle Alto, La Fiesta Jíbara de Toñín Romero.

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Teofilo Torres

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nace en 1974 en el Barrio San Patricio de Ponce colindante con Jayuya. Hizo su preparación (elemental a superior) en Jayuya. En nuestra escuela superior inició su entrenamiento en arte dramático bajo la hábil dirección del Prof. Homero Aulet, quién lo descubrió y motivó el desarrollo de su natural talento histriónico. Al ingresar en la U.P.R., continuó estudios en esta disciplina. Quiso ser actor porque “le gusta la literatura y al encontrar en el teatro un vehículo eficiente y lleno de fuerza vital, pensó que lo mejor era hacer teatro”. Ha hecho cientos de presentaciones en caseríos, universidades, café-teatros, cárceles, escuelas, hospitales y para estudiantes de estudios sociales, psicología, psiquiatría y teatro.

Teófilo ha tomado parte en un sinnúmero de obras, entre las cuales mencionamos: A mis amigos de la locura, Papo Impala está quita’o y Wallenda (monólogos) y Un ombligo para dos (representación dramática junto a Pantojas). Prefiere interpretar monólogos porque- según él- “en Puerto Rico hay poca oportunidad de empleo en las compañías establecidas y por el reto que esto representa para él como actor”. Cree que “el teatro es para enseñar, educar y llevar a la humanidad a un mejor entendimiento sobre su propia naturaleza”. Expresa que “el actor es un ser pensante y debe escoger el trabajo que hace. Somos actores y no marionetas, para echar a un lado los principios del actor”.

Ha hecho teatro de lenguaje popular y representado obras de época de lenguaje lírico en la U.P.R. Tan bién  le ha ido en este campo de su predilección, que fundó su propia escuela de actuación, Teófilo ha sido su propio director en el arte escénico. Para ello ha estado abierto a la crítica y dispuesto a experimentar las sugerencias que se le hacen, mediante lo cual su arte es cada día más aceptado y aplaudido.

En Jayuya se recuerda con mucha nostalgia aquella primera obra en la cual Teófilo tomó parte, Las Nubes de Aristófanes, en la Escuela Superior de Jayuya y en el Teatro La Perla, en Ponce, en ocasión de celebrarse el Festival de Bellas Artes de la Región Educativa de Ponce.

Entre los premios obtenidos por Teófilo están: Mejor Actor de la Región de Ponce (1972), Mención de Laurel de Oro otorgado por el periodista Ramón Figueroa Chapel por actuación principal masculina en el monólogo "A mis amigos de la locura”. También fue premiado por su intervención en “La pareja dispareja”, y otros.

Se casó con Rebeca Solís- también artista dramática y tuvieron a Alejandro y una niña. 

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Blanca Canales

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Doña Blanca Canales se sonrió cuando me le acerqué con cierta incredulidad reflejada en el rostro, preguntándole si ella ciertamente había sido una de las dirigentes de la Revolución del 30 de octubre de 1950. Una trabajadora social retirada con apariencia de abuela, ahora en sus ochenta, ella difícilmente parecía el tipo de revolucionaria que había sido.

Conozcamos, antes de hablar de este importante episodio de su vida, dos antecedentes que la llevaron hasta ese momento.

Nacida en 1906 en el montañoso pueblo de Jayuya, ella creció en una familia muy dada a la vida social y política. El padre era uno de los dirigentes locales del Partido Unionista. Este partido, aunque tenía como uno de sus postulados la independencia, se inclinaba más a solicitar del gobierno de EEUU medidas tendientes a una autonomía. De su madre, doña Consuelo Torresola, ella dice: "Mamá era una mujer moderna y hasta se permitía tener ideas contrarias a las de papá."

A principios del siglo lo más que entretenía a la gente eran los libros.

Blanca dice: "En casa había muchos libros y periódicos. De noche, papá y mamá se sentaban a la luz de un quinqué a leer, cada uno, con un libro y yo me sentaba también junto a ellos a leer `El Tesoro de la Juventud'. Esta era una enciclopedia de muy variadas secciones en historia, literatura, matemáticas, ciencias naturales, los países y sus costumbres, etc.... Yo recuerdo mucho la sección de hechos heroicos donde leí sobre la lucha de independencia de los pueblos y sus héroes. Entonces yo era una niña y asistía a la escuela elemental del pueblo."

Blanca recuerda que iba con sus padres a los mítines del Partido Unionista en tiempo de las elecciones y ella se mataba aplaudiendo cuando algún orador hablaba de la Independencia. "Esto era lo más que entusiasmaba al público que agitaban las banderas de Puerto Rico que casi todos cargaban y que entonces estaba prohibida oficialmente. Yo me sentía feliz al oír hablar de independencia."

Pasaron los años. Su padre murió en marzo de 1924 cuando ella estaba estudiando en la Escuela Superior de Ponce. Al graduarse, su madre la envió a estudiar a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Pasan cuatro años y se gradúa en mayo de 1930 de bachillerato en Artes Liberales. En mayo, antes de la graduación, ella asiste a una conferencia que dio don Pedro Albizu Campos en el Salón de Actos de la Universidad, auspiciada por los estudiantes de leyes.

"La conferencia me impresionó mucho, pues además de hablarnos de las grandezas, las costumbres y la cultura mexicana, señaló cómo México había sido la barrera que había detenido el avance del imperialismo yanqui hacia América del Sur. Por primera vez, oía a un orador denunciar valientemente al imperialismo yanqui y me convencí que ese era el líder a seguir."

El destino había puesto a Blanca Canales en el camino de la lucha por la independencia patria cuando ese mismo verano de 1930 volvió a la Universidad de Puerto Rico a tomar un curso acelerado en trabajo social para ocupar una plaza en la Segunda Unidad Rural en el barrio Collores de Jayuya. Esta era una nueva modalidad de escuela rural.

Al volver ese verano de 1930 a Río Piedras, fue a conocer personalmente a Albizu Campos y se presentó a la Junta Nacionalista ubicada en San Juan donde fue recibida prontamente por ser hermana del escritor y abogado ya fallecido, Nemesio Canales, a quien don Pedro había conocido por los años de 1920. También ese verano fue ella con algunas de sus compañeras estudiantes a visitar su hogar en el Barrio Obrero y quedó muy impresionada con don Pedro y doña Laura.

Volvió a la Universidad de Puerto Rico, a continuar tomando asignaturas relativas al trabajo social, en el verano de 1931. Por las tardes, después de las clases, ella se iba a visitar a don Pedro y doña Laura donde compartía junto a otros estudiantes. Generalmente pasaba muchas horas allí, conociendo de cerca la vida familiar de esta extraordinaria pareja. "Recibimos allí lecciones de amor patrio, de sencillez, de valor y sacrificio."

Al convencerse de que los demás partidos no hacían nada por la independencia, ese mismo año 1931, al regresar a Jayuya en agosto, hace su ingreso formal al Partido Nacionalista.

De esta manera empieza su participación activa en el nacionalismo. Con la ayuda de otras mujeres organizan una Junta Femenina y forman parte del Cuerpo de Enfermeras que fue una rama de los Cadetes de la República. Las mujeres, aunque entrenadas como enfermeras, eran también enseñadas a marchar y a disparar. Se marchaba junto a los demás grupos de la Isla a las concentraciones importantes como el Grito de Lares el 23 de septiembre o el Día de José de Diego, el 16 de abril.

Blanca dice: "Esta década del 30 al 40 fue una década en que el fatídico gobernador Blanton Winship y el coronel de la Policía, Mr. Riggs, declararon la guerra al Partido Nacionalista habiendo propiciado el fusilamiento de héroes y masacres."

En 1936, Albizu Campos y los patriotas de la Junta Nacionalista fueron encarcelados. Estando encarceladas en La Princesa, en tránsito hacia la cárcel de Atlanta en EEUU, ocurre el 21 de marzo de 1937 la Masacre de Ponce. Blanca dice: "Ese trágico día, yo no había podido asistir al desfile de Cadetes y Enfermeras y al mitin que se celebraría en Ponce pidiendo la excarcelación de los patriotas. Mi madre estaba gravemente enferma en Coabey y yo cuidaba de ella, quien murió meses después. El destino me tenía reservada para la lucha crucial de los años 47 y 50.

"En los años de la década del 1940 continuó la persecución y encarcelamiento de los nacionalistas por negarse a inscribirse y servir en el ejército de EEUU."

Durante los primeros cinco y medio años de esa década, Blanca estuvo un poco alejada de la lucha mientras ocupó puestos administrativos y de supervisión en agencias de trabajo social en Ponce y en San Juan. Prácticamente sólo cooperaba con el Partido Nacionalista en la recolección de dinero.

En el 1946, cansada Blanca de vivir fuera de su pueblo natal y aprovechando una reorganización del Negociado de Bienestar Social, pidió ser transferida a Jayuya y en julio de 1946 fue a ocupar el puesto de Jefe de la Oficina Local de Bienestar Público. Ya se había construido una carretera que atravesaba Coabey y ella pudo instalarse en su antigua casa desde donde todas las mañanas bajaba en su automóvil al pueblo.

Como en ocasiones anteriores, Blanca dedicó sus días libres y sus noches a actividades del Partido Nacionalista junto a algunos de sus viejos compañeros y a un grupo de mujeres y hombres jóvenes entre los que se encontraban sus primos los Torresola.

El 15 de diciembre de 1947 regresó a su Patria don Pedro Albizu Campos después de 10 años de cárcel y destierro. Un nutrido grupo de jayuyanos, entre los que se encontraba Blanca, se unió a la multitud que lo recibió.

"El discurso que hizo don Pedro Albizu Campos esa tarde fue sensacional," dice Blanca. "Explicó que confiaba en no tener que pronunciar muchos discursos. `He venido a dar,' dijo don Pedro, `todas las energías y toda la sabiduría que la Divina Providencia quiso conferirme para que ningún puertorriqueño pase por la indignidad de llamarse esclavo del despotismo extranjero.'

"Tanto ese discurso como la acogida que se le tributaba donde quiera que él iba," dice Blanca, "trajo como resultado que por órdenes yanquis, la Legislatura Insular aprobara una copia de la famosa Ley Smith de EEUU que perseguía allá a los comunistas. A la ley aprobada en Puerto Rico el pueblo la bautizó con el nombre `ley de la mordaza'. Luis Muñoz Marín, entonces presidente del Senado, dijo que se aprobaba para impedir que don Pedro arengara al pueblo a luchar por la independencia.

"Esta ley fue desafiada por Albizu Campos en un mitin en Manatí el 11 de junio de 1948, un día después de ser firmada por el gobernador nombrado por el Presidente de EEUU, señor Jesús Piñeiro.

"Ese día se volcaron los nacionalistas de todo el país en el pueblo de Manatí dispuestos a impedir que Albizu Campos fuera arrestado. Los nacionalistas de Jayuya habían ido al acto en compañía de los de Utuado decididos a que después del acto se llevarían a don Pedro a Coabey, a mi casa, dice Blanca. "Yo no había ido al acto para impedir que la Policía tratara de arrestarlo. Aunque de este episodio hay mucho que contar, en este momento sólo diremos que la policía no entró en mi casa, evitándose así una confrontación".

Esto sucedía en junio de 1948. En agosto de 1948 Albizu Campos con doña Laura, su esposa, y Rosita, su hija, dejaron el Hotel Normandie en San Juan y fueron a Jayuya y pasaron cerca de tres meses en casa de Blanca en Coabey.

"En esta memorable ocasión," nos dice Blanca, "todos los nacionalistas de Jayuya y especialmente los jóvenes de Coabey tuvieron el privilegio de conocer al apóstol del valor y del sacrificio y de recibir diréctamente las sabias enseñanzas del Maestro. Aquilataron también su sentido del humor y su gran bondad."

En los años 1949 y '50 se preparaban los nacionalistas en toda la Isla para una revolución. En Coabey entre los nacionalistas más decididos estaban los hermanos Torresola (Elio, Griselio, Doris y Angelina) y los hermanos Fidel y Carlos Irizarry. Todos habían tenido participación muy importante durante el episodio del desafío a la "ley de la mordaza" en junio 11 de 1948 en casa de Blanca. Ella era dueña no sólo de la casa sino de cuarenta cuerdas adyacentes. En estos predios los jóvenes guardaban armas en preparación para una revolución antes de 1952, fecha en que el Congreso de EEUU implantara en Puerto Rico el llamado Estado Libre Asociado (E.L.A) y se efectuará la farsa de una Convención Constituyente que Albizu Campos denunció como "convención constituyente de la esclavitud". Como el E.L.A era la idea del gobierno de Estados Unidos de independencia para Puerto Rico, don Pedro Albizu Campos y la Junta Nacionalista decidieron que no podía pasar toda esta farsa apoyada por Muñoz Marín, sin un alzamiento del pueblo para protestar y denunciar ante el mundo dicha farsa.

Los planes revolucionarios se esperaban para cerca del 1952, pero no pudieron efectuarse en vista de que los nacionalistas tuvieron que lanzarse a un ataque improvisado el 30 de octubre de 1950. Esto sucedió de la siguiente manera:

El 26 de octubre, los nacionalistas, dirigidos por Albizu Campos, fueron como siempre acostumbraban a Fajardo a conmemorar el natalicio del General Antonio Valero, héroe puertorriqueño que había peleado junto al Libertador Simón Bolívar. Ya para esta ocasión habían llegado rumores a don Pedro de que los planes que se sabían hacía meses, de un intento del gobierno de EEUU de asesinarlo, se efectuarían en Fajardo. Enterados los hombres que formaban el cuerpo militar del Partido Nacionalista, fueron armados dispuestos a impedir el siniestro plan, el cual no se materializó. De regreso esa noche después de los actos y el mitin, el carro de don Pedro es acompañado a San Juan por un grupo de automóviles de los nacionalistas. Cerca del Puente Martín Peña, dos de los carros de la escolta fueron perseguidos con el pretexto de que se habían pasado la luz roja del semáforo. El carro de don Pedro, que ya había pasado la luz, siguió adelante y sus ocupantes no se percataron de lo sucedido.

Al enterarse Albizu Campos en la mañana del 27 de la persecución de los patriotas de quienes no se sabía dónde los tenían detenidos, también observó que su casa había sido rodeada por la policía y la guardia nacional de EEUU y se dió cuenta de las intenciones del gobierno. Ese día logró subir a la Junta Nacionalista donde vivía don Pedro, burlando a la policía, el patriota y líder de San Germán, Pedro Ulises Pabón. Discutieron la situación, decidiendo avisar a todas las partes de la Nación para que se atacasen los cuarteles de la policía al mediodía del 30 de octubre de 1950. Esto se hacía para evitar que los nacionalistas fueran arrestados en sus propias casas sin hacer nada.

Blanca dice: "Ese día hubo actos de heroísmo en Peñuelas, Ponce, Mayagüez, Naranjito, Arecibo, Utuado, Jayuya y San Juan.

"En Jayuya recibimos el aviso el sábado, 28 de octubre, traído por el Comandante Nacionalista de Arecibo, el patriota Juan Jaca, quién vino a mi casa a avisarnos a Elio Torresola y a mí que, como tenía la encomienda de llevar la noticia a otros pueblos, lo llevara en mi carro hasta el pueblo.

"Esa tarde reunidos en casa (Elio, Carlos Irizarry y yo), decidimos no avisar a los nacionalistas que vivían en el pueblo y en otros barrios debido a que sabíamos que había agentes del gobierno infiltrados en el movimiento libertador.

"Esta es la razón por la cual a los hombres de Coabey, Elio les avisó esa misma mañana del 30 de octubre. De esa manera solamente salieron en dirección a Jayuya unos veinte hombres a quienes ya se les había tomado el juramento del Partido. Este fue tomado por mí antes de salir hacía el pueblo, mientras yo desplegaba con mis manos la bandera de Puerto Rico."

Luego los hombres montaron en una guagua y un automóvil dirigiéndose a tomar el cuartel de la policía del pueblo. Blanca, quién había recibido órdenes de dirigirse a la oficina del teléfono para impedir que la telefonista avisara al gobierno de San Juan, dice: "Yo monté en un automóvil que no era el mío, pues los hombres habían montado el mío y seguí detrás de ellos. Al entrar a la Calle Esteves, los patriotas doblaron a la izquierda y se dirigieron al cuartel y yo doblé a la derecha hacia el final de la calle donde estaba el teléfono."

Después de su gestión en el teléfono, Blanca regresó al centro del pueblo y subió al balcón del edificio que entonces era un hotel, que quedaba en la Calle Esteves, en la esquina de la entrada desde Coabey y desde allí desplegó con sus manos la bandera de Puerto Rico dando vivas a ¡Puerto Rico Libre! repetidas veces.

Un grupo de personas se concentró en la calle y ella les explicó del levantamiento revolucionario que se llevaba a cabo en diferentes pueblos de Puerto Rico.

Como veinte minutos después, cuando ya la gente se había dispersado, un joven que ella no conocía le trajo un mensaje de Elio pidiéndole que fuese al hospital, que Carlos Irizarry estaba herido.

Blanca dobló la bandera y tomando su cartera buscó su automóvil y antes de subir el cerro del hospital, se paró cerca de la Iglesia Católica y le entregó su revólver a un joven que se acercó y le pidió que se lo entregase a Elio. Ella iba ahora en una misión de enfermera del ejército.

Blanca encontró a Carlos Irizarry herido, recostado de un poste frente al hospital. Este estaba cerrado por lo que, ayudada por el patriota Mario Irizarry, primo de Carlos, lo montaron en su automóvil y salieron hacia el hospital de Utuado, el pueblo más cercano.

Jayuya quedó bajo el mando de Elio Torresola, quien logró mantener el pueblo en manos de los revolucionarios por tres días pese a ser bombardeados por aviones y artillerías de la Guardia Nacional de Estados Unidos. Finalmente, el 1ro de noviembre, cuando la guardia nacional entró al Barrio de Coabey, los revolucionarios se rindieron para evitar la devastación de este.

Pese a que Blanca no disparó un sólo tiro, testigos afirmaron que ella había matado a un policía, por lo que recibió una sentencia de cadena perpetua, más sesenta años por herir a tres policías. También se le acusó de incendiar la oficina del correo federal. Por ésto, se le sentenció a once años y fue enviada en junio de 1951 a la penitenciaría federal de Alderson, West Virginia. (Los revolucionarios quemaron los archivos del llamado Servicio Selectivo donde estaban inscritos los hombres jayuyanos que eran reclutados para la guerra de Estados Unidos en Corea, y no fueron acusados por este hecho; lo que indica que no le convenía al Gobierno de EEUU que este hecho trascendiese en Puerto Rico y en el extranjero.

Allí se le unieron, en 1954, las nacionalistas Lolita Torresola y Rosa Collazo y más tarde Lolita Lebrón, quien había participado en el ataque al Congreso de EEUU el 1ro de marzo de 1954 junto con Irvin Flores Rodríguez, Andrés Figueroa Cordero y Rafael Cancel Miranda.

Tras servir cinco años en Alderson, en noviembre de 1956, Blanca fue trasladada a Puerto Rico a cumplir en la cárcel de mujeres de Vega Alta la sentencia de cadena perpetua y sesenta años más.

En esta cárcel, Blanca se encontró con las compañeras nacionalistas Doris Torresola, Carmen María Pérez, Leonides Díaz e Isabel Rosado.

Blanca dice: "Yo había cumplido dieciséis años de cárcel cuando fui indultada en agosto de 1967 por el gobernador Roberto Sánchez Vilella y cuando ya mis compañeras de Vega Alta habían salido.

"El indulto decía que se me ponía en libertad porque estaba enferma, era ya anciana y no habían podido rehabilitarme. Esto último significaba que no habían podido cambiar mis convicciones en cuanto a la práctica nacionalista y la lucha libertaria."

Impávida ante sus dieciséis años de cárcel, Blanca se ha mantenido firme aún hoy día y fiel a su Partido Nacionalista, negándose a votar bajo los nuevos partidos que buscan la independencia a través de los votos. "Tenemos que continuar aunque nos tome cien años."

Aunque viviendo una vida tranquila en apariencia, en un proyecto de vivienda gubernamental, ella continúa bajo vigilancia, su teléfono está intervenido y sus movimientos son observados por una agente encubierta. Más, fortalecida por su fe católica, ella permanece sin intimidarse.

Termina Blanca diciendo: "En este momento en que estoy traduciendo este trabajo al español, tengo 84 años de edad y me siento tan comprometida y firme como el mismo 30 de octubre de 1950."

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Carlos Orama Padilla

 

 

 

Articulista, ensayista y poeta. Cursó las enseñanzas primarias y secundarias en su pueblo natal y en Ponce, respectivamente. Fue empleado del servicio federal de correos desde 1926, realizando su vida a partir de dicho año en la ciudad de Bayamón, donde se destacó por su participación intensa en diversos actos de carácter cívico y cultural. En el 1963 se le nombró administrador interino de correos en la mencionada población, y tres años después pasó a ocupar el cargo de Director de Relaciones Públicas del mismo municipio.

Como escritor colaboró con asiduidad en varias publicaciones periódicas del país y algunas del exterior, y más particularmente en el rotativo capitalino “El Mundo”, en cuyas páginas publicó la serie de artículos que titulaba “Estampas de Tierra Adentro”. En el 1943 el Instituto de Literatura Puertorriqueña le concedió uno de los cuatro premios de periodismo que se otorgan en ese año. Dio a la estampa, además tres libros: “Virgilio Dávila”(Su vida y su obra) (1945),ensayo biográfico-literario que alcanza el premio único en el certamen que en torno del ilustre poeta puertorriqueño nombrado patrocinó en 1944 la revista quincenal “El Yunque” de San Juán. “Los que no regresaron” (1946), estudio biográfico del soldado puertorriqueño Esteban Terrats Acha, muerto heroicamente durante la segunda guerra mundial; “Surcos y Estrellas” (1959), poemario de publicación tardía, avalorado por un prólogo del fenecido poeta bayamonés José Antonio Dávila.

Fue Carlos Orama Padilla autor de prosas de fibra regionalista y sentimiento evocador del pasado, discípulo moral, en el culto de la vida y esencias pueblerinas y de los valores tradicionales de su tierra natal, de su amigo y consejero don Virgilio Dávila, a quien hizo objeto de su más importante pieza ensayístico-biográfica. Estimulado por aquel gigante de la poesía criollista insular y por su hijo,el fino lírico José Antonio Dávila, se dio este autor, en la prensa periódica del país, al cultivo de un hacer prosistico, bajo el título de “Estampas de tierra adentro”, que viene a encontrar con el articulismo de costumbres de tales figuras de nuestra pasada literatura como Manuel A. Alonso, Manuel Fernández Juncos, José Antonio Daubón y otros, a través del cual-en trabajos como los titulados “Aquel Mister Carpinter”,”Planificación y muerte de Cheo Rivera”, “  Los faroles del alcalde”, “Evocación de Nemesio R. Canales”, “El cuarto de Goya Andújar”, “Misión de Dolores el negro”, “Serrín, héroe anónimo del baloncesto”,”Don Virgilio, este no se lo fuma ujté”, etc.-desfilan tipos y situaciones diversas de la vida humilde de pueblos y barrios-particularmente en Jayuya y Bayamón- y evoca en son de homenaje sentimental figuras hoy gloriosas en el marco de las letras insulares, como la de su compueblano el humorista Canales. Con igual intención de rendir tributo al mérito concibió sus ensayos mayores en el terreno de las biografía: el ya citado sobre don Virgilio Dávila, y el que titula “Los que no regresaron”(1946), centrado alrededor de la vida y muerte heroica del militar Esteban Terrats Acha. En aquel trabajo laureado, único que ha visto la luz pública, de los dos estudios de conjunto que hasta la fecha se han realizado en Puerto Rico, sobre el ilustre bardo de Toa Alta y Bayamón (el otro, ” Vida y obra de Virgilio Dávila” (1944), de María Arroyo. Se reveló Orama como un conocedor detenido de la biografía y ejecutorias.

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